Este texto va dirigido a aquellos que piensan que es posible vivir mejor y a los que les gustaría conseguirlo. Si no te cuentas entre el pequeño grupo que cumple ambas condiciones, lo más posible es que ni siquiera te interese.
Se trata de proponer unas condiciones de trabajo más humanas. Sobre esto se ha escrito mucho, ya Tomás Moro, en su Utopía, en el siglo XVI, propone lo siguiente:
“No comienzan su labor muy de mañana, ni trabajan continuamente, ni durante la noche, ni se fatigan con perpetua molestia como las bestias, porque es una infelicidad mayor que la de los esclavos la vida de los trabajadores que han de estar a su tarea sin descanso, como ocurre en todas partes, menos en Utopía.
Dividen el día y la noche en veinticuatro horas, dedicando seis horas diarias al trabajo, tres por la mañana, al final de las cuales van a comer. Tienen una siesta de dos horas después de la comida, y una vez descansados vuelven al trabajo por otras tres horas, que se terminan con la cena”.
De esto hace casi quinientos años. A día de hoy parece que sigue habiendo muchas cosas que podemos mejorar y aún estaríamos muy lejos de la utopía.
Una idea que normalmente uno no se plantea es la duración de una semana: siete días. Sin embargo, esto tiene una gran influencia en cómo distribuimos nuestro tiempo. Tendemos, normalmente, a trabajar días completos. Así, se ha establecido como generalidad una jornada de 40 horas, con 8 horas diarias durante cinco días. Seguidamente, se toman dos días de descanso. Ésta es, al menos, la jornada laboral teórica promedio.
Llega el momento de hacer algunas cuentas.
Con esa jornada laboral “promedio”, y suponiendo que cada día tiene ocho horas útiles laboralmente, se está dedicando al trabajo:
Se trata de proponer unas condiciones de trabajo más humanas. Sobre esto se ha escrito mucho, ya Tomás Moro, en su Utopía, en el siglo XVI, propone lo siguiente:
“No comienzan su labor muy de mañana, ni trabajan continuamente, ni durante la noche, ni se fatigan con perpetua molestia como las bestias, porque es una infelicidad mayor que la de los esclavos la vida de los trabajadores que han de estar a su tarea sin descanso, como ocurre en todas partes, menos en Utopía.
Dividen el día y la noche en veinticuatro horas, dedicando seis horas diarias al trabajo, tres por la mañana, al final de las cuales van a comer. Tienen una siesta de dos horas después de la comida, y una vez descansados vuelven al trabajo por otras tres horas, que se terminan con la cena”.
De esto hace casi quinientos años. A día de hoy parece que sigue habiendo muchas cosas que podemos mejorar y aún estaríamos muy lejos de la utopía.
Una idea que normalmente uno no se plantea es la duración de una semana: siete días. Sin embargo, esto tiene una gran influencia en cómo distribuimos nuestro tiempo. Tendemos, normalmente, a trabajar días completos. Así, se ha establecido como generalidad una jornada de 40 horas, con 8 horas diarias durante cinco días. Seguidamente, se toman dos días de descanso. Ésta es, al menos, la jornada laboral teórica promedio.
Llega el momento de hacer algunas cuentas.
Con esa jornada laboral “promedio”, y suponiendo que cada día tiene ocho horas útiles laboralmente, se está dedicando al trabajo:
Bien, ésta es la distribución del tiempo útil laboralmente que tenemos actualmente, un 71,5% dedicado al trabajo y un 28,5% dedicado al descanso.
Se puede pensar, entonces, en otros modelos, en otras distribuciones del tiempo. La que propongo aquí consiste en una semana de seis días, en la que habría cuatro días de trabajo y dos días de descanso. Dicho así, puede uno pensar que eso sería inaceptable desde el punto de vista de la empresa, puesto que se trabajaría mucho menos. Bien, vamos a ver que, en realidad, debido a que las semanas son un día más cortas y se repiten, de alguna forma, “más frecuentemente”, la distribución del tiempo no cambia tanto.
Se puede pensar, entonces, en otros modelos, en otras distribuciones del tiempo. La que propongo aquí consiste en una semana de seis días, en la que habría cuatro días de trabajo y dos días de descanso. Dicho así, puede uno pensar que eso sería inaceptable desde el punto de vista de la empresa, puesto que se trabajaría mucho menos. Bien, vamos a ver que, en realidad, debido a que las semanas son un día más cortas y se repiten, de alguna forma, “más frecuentemente”, la distribución del tiempo no cambia tanto.
Esto quiere decir que, con este modelo propuesto, sólo se estaría trabajando en realidad un 5% menos de tiempo (serían 2 horas menos en la actual jornada de 40 horas, o el equivalente a una jornada de 38 horas semanales, ya impuesta en muchas empresas en Europa). Sin embargo, soy de la opinión de que, con esta nueva distribución del tiempo, la sensación de tener más tiempo libre sería mayor que lo que los números indican. Así, el trabajador estaría probablemente más contento, tendría una mejor calidad de vida; y la empresa sólo estaría perdiendo un 5% del tiempo de trabajo.
Puede uno pensar que es imposible cambiar la duración de la semana. ¿Cómo vamos a hacer eso? Bueno, hasta donde yo sé, la duración de la semana no es ningún invariante universal, no es el valor de la aceleración de la gravedad, no es el cero absoluto ni la velocidad de la luz en el vacío. Es algo que hemos decidido nosotros. Simplemente habría que decidir cambiarlo. No digo que el proceso fuera sencillo, sino que no veo impedimento para conseguirlo. Podríamos, por ejemplo, quitar los lunes :o)
Puede uno pensar que es imposible cambiar la duración de la semana. ¿Cómo vamos a hacer eso? Bueno, hasta donde yo sé, la duración de la semana no es ningún invariante universal, no es el valor de la aceleración de la gravedad, no es el cero absoluto ni la velocidad de la luz en el vacío. Es algo que hemos decidido nosotros. Simplemente habría que decidir cambiarlo. No digo que el proceso fuera sencillo, sino que no veo impedimento para conseguirlo. Podríamos, por ejemplo, quitar los lunes :o)
4 comentarios:
Procedo a desvirgar este blog. Ah. Uh. Ah. Hale, ya está.
Me parece grandioso que tras currarte la explicación numérica salgas con «Sin embargo, soy de la opinión de que, con esta nueva distribución del tiempo, la sensación de tener más tiempo libre sería mayor que lo que los números indican.» Ahí está, nunca dejes que la realidad te joda una buena teoría, sí señor. ;o)
En fin, doy por buena esta entrada sólo por la gran frase final. ;o)
Un abrazo, feaco.
Que mas dan las semanas,
el tiempo o el trabajo,
Mientras "haigan" tias marranas
¿¡¡Que te coman lo de abajo!!?
La ferrea mentalidad
De ese pais tan erecto
Te batido sin piedad
Dejando tu celebro cual recto
Con este versillo el poeta
A tu nuevo blog contribuye,
y si de exito este se peta
Los meritos el se atribuye.
Desde Guapolandia a Interesantolandia.
Para inaugurar tu blog voy a hacer un comentario verdaderamente científico y del que nadie duda. Sabes muy bien cuál es el motivo por el cual no se puede cambiar. En las Sagradas Escrituras viene: “...el séptimo día Dios tuvo terminado su trabajo, y descansó...” Si cambiamos los días de la semana, tras decir que es la Tierra quien gira alrededor del Sol, y éste gira alrededor del centro de la Vía Láctea, qué será lo siguiente, permitir el uso de los anticonceptivos. ¡¡¡¡Por favor!!!
P.D. ¿Cero absoluto, invariante universal?...¡Ah! A lo que te refieres es a mis calificaciones en Mecánica en Valencia, acabáramos.
P.D.2. ¿Todas las aportaciones a tu blog son desde el del Creador?
Jijiji. Esto me acaba de recordar aquello con lo que soñábamos los llamados "medicuchos del grupo" de crear nuestra propia "utoclínica", en donde, a las 13:00 horas de todos los dias del señor, estuviésemos en consulta o incluso operando, sonaría una bocina cual alarma de incendios, para que nos metiésemos en una especie de túnel donde nuestros uniformes se cambiaran por un bañador, una camiseta cutre y unas chanclas con arenilla en los pies, mientras por la megafonía se escuchara "APERITIVOOOOOO", y apareciéramos felizmente en una réplica del bar "la cabaña" de mazarrón con nuestra cañica y nuestras tapicas.
Ainsss!! Que potito que es soñar. Por lo demás, déjate los porros tío... y un buen mostacho pa diciembre jeje
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