miércoles, 17 de febrero de 2010

Parking



Cincuenta minutos zigzagueando en círculos hasta que he encontrado una plaza de aparcamiento. Sobresaltos que resultaron ser vados, plazas para minusválidos, pasos de peatones o, peor aún, huecos demasiado pequeños para mi coche demasiado grande. La paciencia y el ánimo consiguen disiparse completamente en cincuenta minutos. Y no, no es una cuestión de actitud, esta ansiedad me crece siguiendo leyes físicas grabadas a adenina. Pienso que, al fin y al cabo, mis cincuenta minutos no suponen nada relevante por sí mismos. Pero, pongamos, unos cuantos miles, cientos de miles, miles de millones, buscarán aparcamiento hoy. Posiblemente hoy desperdicien el conjunto de una vida humana circulando ansiosos por hostiles ciudades -los ojos inquietos, las manos temblorosas. Y así, día tras día, la terrible divinidad del aparcamiento (un titán con cara de parquímetro) se cobra su tributo, satisfecho. El pobre, los domingos, tiene pésimo humor y pasa hambre.



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10 comentarios:

Paul Spleen dijo...

¿Por qué echas a perder textos buenos con las rayas de los cojones? No me cansaré de decirte que eso no es creativo ni supone pensar out of the box, sino que es un error de bulto, sin más. Y punto pelota Juan Pelotilla.

K dijo...

Qué miopía, Paul, qué ceguera.

Paul Spleen dijo...

Te copio la primera frase de Derrumbe, de Menéndez Salmón, para que veas un ejemplo de lo que creo que es utilizar la puntuación sin complejos:

Disparó y la cabeza rebotó y vio cómo los ojos se nutrían por última vez de un sorbo de luz y cómo luego se iban tiñendo de sombras —sombras en las que pudo ver su propio reflejo con el brazo aún extendido— y cómo finalmente se apagaban igual que una estrella lejana que parpadea con inusitada fuerza antes de extinguirse para siempre concentrando en ese último brillo todo lo que un día fue: su esplendor, su mérito, su excelencia: la asombrosa y asombrada evidencia de haber sentido, de haber gozado, de haber reído: de haber sido.

K dijo...

Admiro su excelencia con los guiones largos. No obstante, su manejo de las comas me parece deplorable.

Paul Spleen dijo...

Tururú, hombre. Ha eliminado todas las comas ortográficas e innecesarias, algo muy de tu agrado y muy válido para dar ritmo, y ha usado los dos puntos para lo que tú usas un símbolo extranjero.

K dijo...

Que el Buen Señor me libre de usar símbolos extranjeros que corrompen mi alma. Expiaré mis pecados trazando cien guiones largos con la mano izquierda. Amén.

Paul Spleen dijo...

¡Libre, que eres un libre! Madre mía, qué pobres y ciegos somos los demás, que no apreciamos ni la calidad ni el sentido profundo de tus guiones cortitos, y que no entendemos la cosmovisión y la libertad que albergan. ¡Gracias, Maestro!

K dijo...

Quedad con Paul.

Paul Spleen dijo...

¿Es un nuevo método de discusión esto de no dar argumentos? Joer, cómo sois de revolucionarios los de tu escuela.

K dijo...

Si quieres argumentos, te los puedo dar, aunque me parece un tanto tedioso discutir sobre la longitud de un guión. Ortográficamente, más que seguro, tienes toda la razón. No reivindico nada con el guión corto. Pongo el que tengo más a mano porque me da absolutamente igual si es o no correcto. Igual que si en vez de usar comas usara el símbolo /. Hete aquí mi cosmovisión: la cosmovisión del gandulismo irresponsable.